El precio del petróleo se disparó este viernes tras una operación militar lanzada por Israel contra Irán, una ofensiva que ha reavivado temores sobre la estabilidad del suministro energético desde una de las regiones más estratégicas del mundo: Medio Oriente. Los futuros del crudo Brent, referencia global, subieron más de un 7%, mientras que el West Texas Intermediate (WTI), referente estadounidense, también registró un aumento similar, en medio de un escenario cargado de incertidumbre y riesgo geopolítico.
Un ataque sin respaldo estadounidense y una región en vilo
La acción militar israelí, descrita por el primer ministro Benjamin Netanyahu como una “operación específica” contra el programa nuclear y de misiles balísticos de Irán, incluyó bombardeos a instalaciones clave como el sitio de enriquecimiento nuclear de Natanz, la eliminación de destacados científicos nucleares y ataques al núcleo del programa balístico iraní. Según Netanyahu, la operación continuará “el tiempo que sea necesario para eliminar la amenaza”.
Lo notable es que este ataque fue ejecutado sin el apoyo explícito de Estados Unidos. El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, confirmó que Washington no participó en los bombardeos y subrayó que la prioridad estadounidense es proteger a sus fuerzas desplegadas en la región. Además, advirtió a Irán que cualquier intento de represalia directa contra intereses estadounidenses será respondido con firmeza.
La declaración de una emergencia especial por parte del ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, revela el alto nivel de alerta ante posibles represalias iraníes, especialmente mediante ataques con misiles o drones. La prensa estatal iraní reportó incluso la muerte de Hossein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, en los ataques, lo que podría ser un detonante de mayores hostilidades.
Impacto inmediato en los mercados energéticos
El nerviosismo se hizo evidente en los mercados desde las primeras horas del viernes. El crudo Brent para entrega en agosto alcanzó los 74,28 dólares por barril en Londres, mientras que el WTI con vencimiento en julio se cotizó en 73,02 dólares, ambos con alzas superiores a los cinco dólares por barril.
Analistas del sector energético advirtieron que, si bien el ataque no ha tenido como blanco directo las instalaciones petroleras iraníes, el riesgo de una escalada mayor podría comprometer el suministro en toda la región. Irán, que produce más de 3,3 millones de barriles diarios según cifras de abril de la OPEP, podría responder atacando infraestructura crítica o cerrando puntos estratégicos de exportación.
Una de las mayores preocupaciones gira en torno al Estrecho de Ormuz, un paso clave entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán por donde transita cerca del 20% del petróleo mundial. Aunque por ahora no hay señales de bloqueos, la mera posibilidad de una interrupción en esta vía ha encendido las alarmas entre inversionistas.
El equilibrio regional y el papel de potencias como China
Expertos como Ellen Wald, cofundadora de Washington Ivy Advisors, consideran que a pesar de la gravedad del ataque israelí, aún no se trata de una amenaza al suministro comparable a la invasión rusa a Ucrania. Según Wald, no existe un incentivo real para que Irán bloquee el Estrecho de Ormuz, ya que eso también afectaría su propia capacidad exportadora y la presión internacional —en especial de China, su principal comprador de crudo— sería inmediata y contundente.
China, que ha desempeñado un papel de mediador en la reanudación de relaciones entre Irán y Arabia Saudita, no vería con buenos ojos un alza de precios o una disrupción en el flujo de petróleo del Golfo. El gigante asiático tiene interés directo en mantener estables tanto la oferta energética como los precios globales, y podría presionar a Teherán para evitar medidas drásticas.
Mientras tanto, el mercado energético, que había ignorado durante meses los riesgos geopolíticos, vuelve a mirar con cautela los desarrollos en Medio Oriente. Analistas de Barclays advirtieron en un comunicado que el “peor escenario aún no está descontado en los precios”, y que la incertidumbre es alta respecto a la posible implicación de otros actores regionales como Arabia Saudita.
Conclusión: Una escalada que podría sacudir al mundo energético
La nueva ofensiva entre Israel e Irán representa un giro preocupante en una región históricamente volátil. Aunque las instalaciones petroleras no han sido blanco directo, el impacto psicológico y el temor a una escalada bélica ya han sido suficientes para sacudir los mercados.
Los próximos días serán decisivos para determinar si este enfrentamiento se convierte en un episodio puntual o si, por el contrario, marca el inicio de una crisis energética de mayor envergadura. Por ahora, el mensaje del mercado es claro: los riesgos geopolíticos están de vuelta, y su peso en la economía global no puede ser subestimado.