Estados Unidos

StubHub tropieza en Wall Street tras su debut bursátil

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La plataforma de compraventa de entradas StubHub eligió finalmente el parqué neoyorquino para dar el salto como compañía cotizada. Lo hizo con un precio inicial de 23,50 dólares por acción, lo que le permitió recaudar unos 800 millones de dólares y alcanzar una valoración de 8.100 millones. Sin embargo, la euforia apenas duró unas horas: la acción abrió a 25,35 dólares, pero cerró la jornada en 22, lo que supuso una caída cercana al 6,5% en su estreno en la Bolsa de Nueva York.

El desenlace ilustra un fenómeno recurrente en las últimas OPIs tecnológicas: el entusiasmo inicial de los inversores choca rápidamente con la cautela ante modelos de negocio todavía volátiles y con márgenes limitados. En el caso de StubHub, la compañía arrastra además un historial de retrasos en su salida al mercado. Sus planes se aplazaron en abril, cuando las tensiones comerciales derivadas de los llamados aranceles del “día de la liberación” impulsados por Donald Trump sacudieron los mercados. Fue la segunda vez que la empresa se veía obligada a esperar, después de haber postergado también sus intenciones en julio de 2024 debido a la volatilidad bursátil.

El contexto: una oleada de OPIs tecnológicas

La salida a bolsa de StubHub se enmarca en una nueva oleada de estrenos tecnológicos tras años de parálisis en el mercado estadounidense. En las últimas semanas debutaron en Wall Street la fintech sueca Klarna, la firma cripto Gemini de los gemelos Winklevoss, y el exchange Bullish respaldado por Peter Thiel, además de compañías como Figma o Circle. La reapertura del mercado de capitales parecía augurar condiciones propicias para empresas con visibilidad y demanda.

Sin embargo, la recepción a StubHub muestra que no todas las historias seducen de igual manera a los inversores. Pese a beneficiarse del boom de los eventos en vivo tras la pandemia —con giras tan mediáticas como las de Taylor Swift o Beyoncé, y con acontecimientos deportivos de enorme tirón como el Super Bowl—, la compañía presenta cuentas irregulares. En el primer trimestre del año, sus ingresos crecieron un 10% interanual hasta 397,6 millones de dólares, pero sus pérdidas netas también se ampliaron, alcanzando 35,9 millones. El volumen bruto de ventas superó los 2.000 millones, reflejo de un negocio dinámico, aunque difícil de estabilizar.

Competencia feroz y presiones regulatorias

StubHub se mueve en un terreno altamente competitivo. Sus rivales incluyen a Vivid Seats, cotizada desde 2021 mediante un SPAC; SeatGeek, con fuerte crecimiento en el mercado estadounidense; y Ticketmaster, controlada por el gigante Live Nation Entertainment. La presión no procede únicamente de la competencia: también los reguladores mantienen a las plataformas bajo estrecha vigilancia.

La Comisión Federal de Comercio (FTC) investiga desde hace meses a Ticketmaster por no frenar el uso de bots en la compra masiva de entradas. En paralelo, en mayo envió una advertencia a StubHub por incumplir la normativa contra las llamadas “junk fees”, al no mostrar de forma transparente los precios finales en ciertos listados. Estas tensiones regulatorias podrían condicionar la evolución de todo el sector en los próximos años, obligando a las compañías a reforzar sus sistemas de control y a replantear sus modelos de cobro.

Los accionistas que han acompañado a StubHub en su travesía —entre ellos Madrone Partners, con un 24,5% antes de la oferta, y WestCap, con un 12,3%— confían en que la compañía logre consolidarse como un actor central en la economía de la experiencia. No obstante, el castigo recibido en su estreno bursátil muestra que los inversores aún necesitan ver pruebas de rentabilidad sostenida y de capacidad para resistir ciclos de demanda muy dependientes de unos pocos espectáculos masivos.

Una empresa marcada por su historia y su futuro

El camino de StubHub hasta el parqué ha sido tan accidentado como su evolución empresarial. Fundada hace 25 años, fue adquirida en 2007 por eBay por 310 millones de dólares. Trece años más tarde, su cofundador Eric Baker la recompró por unos 4.000 millones a través de Viagogo, su nueva compañía. El retorno a manos de su creador reflejaba la apuesta por reposicionar la marca en un entorno de creciente digitalización y competencia global.

Hoy, más de 40 millones de entradas cambian de manos cada año a través de StubHub, con alrededor de un millón de vendedores activos en su plataforma. Ese volumen le otorga una posición privilegiada, pero también le expone a críticas sobre especulación, precios inflados y desigual acceso para los consumidores. El desafío consiste en mantener la confianza del público y, al mismo tiempo, convencer a los inversores de que el modelo puede traducirse en beneficios consistentes.

La historia bursátil de StubHub apenas comienza. Su tropiezo inicial no necesariamente condena su futuro, pero sí envía una señal clara: en un mercado más exigente y con la memoria fresca de la euforia fallida de anteriores OPIs, las promesas de crecimiento deben acompañarse de resultados tangibles. La capacidad de la compañía para transformar la pasión por los espectáculos en vivo en un negocio predecible y rentable será la verdadera prueba de fuego en los próximos años.

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