Economía

El respaldo de Elliott Management impulsa las acciones de BP

El resurgimiento de BP y la apuesta por el petróleo que entusiasma a los inversionistas.

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Las acciones de BP experimentaron un fuerte repunte el miércoles, tras conocerse que el fondo activista Elliott Management ha adquirido una participación superior al 5% en la compañía energética británica. Este movimiento se produjo en medio de un periodo de incertidumbre para BP, que recientemente ha modificado su estrategia empresarial para dar prioridad nuevamente a los combustibles fósiles, después de varios años de apostar por una transición hacia energías renovables.

A las 10:15 de la mañana, hora de Londres, las acciones de BP registraban un aumento del 4,9%, una señal clara de que los mercados respondieron positivamente a la noticia. A pesar de este impulso, el valor de las acciones de la empresa sigue acumulando una pérdida de aproximadamente el 5% en lo que va del año. Elliott, conocido por su activismo corporativo, formalizó su inversión en BP a través de una presentación regulatoria divulgada el martes por la noche. Con esta nueva posición, se une a un grupo de inversionistas institucionales de peso como BlackRock, Vanguard y el fondo soberano de Noruega.

Este anuncio no tomó del todo por sorpresa al sector energético ni a los analistas, ya que desde febrero se venían escuchando rumores sobre la entrada de Elliott en el capital de BP. La expectativa de que el fondo presionaría para revertir el enfoque verde de la empresa y devolverla a su núcleo tradicional de petróleo y gas ya había empezado a mover el mercado en ese momento.

El giro estratégico: del compromiso climático al pragmatismo energético

BP, que en los últimos tiempos ha quedado rezagada frente a su competidor local Shell y frente a gigantes estadounidenses como ExxonMobil y Chevron, ha atravesado una etapa compleja. El cambio de rumbo estratégico se produjo en un contexto adverso, tras una fuerte caída de sus beneficios en el cuarto trimestre. En respuesta, la compañía anunció un ambicioso plan de inversión en combustibles fósiles, que contempla hasta 10.000 millones de dólares en gasto hasta 2027.

Este replanteamiento supuso un giro considerable respecto a la visión que BP presentó hace cinco años, cuando sorprendió al sector al comprometerse con la neutralidad de carbono para 2050 o antes. Dentro de ese marco, la empresa prometió reducir sus emisiones en un 40% para 2030 y aumentar significativamente su inversión en energías limpias. Sin embargo, en febrero de 2023, la propia BP ya había rebajado ese objetivo a una reducción de entre el 20% y el 30%, argumentando que era necesario seguir destinando recursos al petróleo y al gas para garantizar el suministro energético mundial.

Este cambio de dirección, aunque celebrado por algunos sectores financieros, también generó tensiones dentro del propio entorno corporativo de BP. Tanto el CEO, Murray Auchincloss, como el presidente saliente, Helge Lund, lograron mantenerse en sus cargos, pero enfrentaron un descenso en el respaldo recibido durante la última votación del consejo, reflejo del desencanto de algunos accionistas comprometidos con la lucha climática.

Perspectivas y especulaciones en torno al futuro de BP

El momento elegido para este giro no ha sido casual. Se produjo justo cuando el precio del crudo comenzó a experimentar una alta volatilidad, influido por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el mayor importador de petróleo del mundo. A pesar de este contexto incierto, el sector energético ha visto con buenos ojos la decisión de BP de centrarse nuevamente en su negocio principal, y el propio Auchincloss ha afirmado que este nuevo enfoque ha generado un interés considerable en los activos no esenciales de la compañía.

El renovado perfil de BP no solo ha levantado el ánimo de los mercados, sino que también la ha colocado bajo la lupa como un objetivo de adquisición potencial. Entre los nombres que más suenan como posibles compradores se encuentran Shell, ExxonMobil y Chevron, lo que podría desencadenar un movimiento importante en el tablero energético global.

A la espera de sus resultados trimestrales, que se publicarán el próximo martes, BP ha anticipado una reducción en la producción upstream reportada y un incremento en la deuda neta respecto al último trimestre de 2024. Con la atención de los inversores renovada y un fondo activista observando de cerca cada paso, el futuro de BP parece encaminarse hacia una nueva etapa, marcada por el pragmatismo financiero, la presión geopolítica y la necesidad de redefinir su papel en la transición energética global.

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