Las acciones de Nio, uno de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos más reconocidos, experimentaron un repunte notable tras la presentación de su nuevo modelo ES8, un SUV posicionado como uno de los más asequibles en el catálogo de la compañía. Los títulos de la firma, que cotizan en Nueva York, subieron un 9,27% hasta los 5,54 dólares, mientras que en Hong Kong llegaron a ganar hasta un 10% en la jornada del viernes. El anuncio fue interpretado por el mercado como un paso estratégico para reactivar las ventas y reforzar la presencia de la marca en un segmento cada vez más competitivo.
El nuevo ES8 llega con un precio inicial de 308.800 yuanes (unos 43.000 dólares) bajo un plan de suscripción de batería que permite reducir el coste de entrada para los compradores. Con este esquema, los usuarios no adquieren la batería junto con el vehículo, sino que pagan una cuota mensual que les da acceso a servicios como el intercambio o la actualización de baterías. La compañía confirmó que las primeras entregas están previstas para finales de septiembre, lo que refuerza la expectativa de un incremento inmediato en los pedidos.
“La nueva generación del ES8 está a niveles muy competitivos y con prestaciones atractivas”, explicó Vincent Sun, analista sénior de Morningstar, en declaraciones a CNBC. A su juicio, el impulso bursátil refleja que los inversores anticipan una fuerte demanda para este modelo, especialmente en combinación con el reciente lanzamiento del Onvo L90, otra apuesta de la compañía para diversificar su oferta.
De lujo exclusivo a conquista del mercado masivo
Históricamente, Nio se había enfocado en el segmento premium, con precios y tecnologías que apuntaban a un público de alto poder adquisitivo. Sin embargo, la irrupción de rivales capaces de ofrecer prestaciones similares a costes más bajos ha obligado a la compañía respaldada por Tencent a replantear su estrategia. La respuesta ha sido el lanzamiento de nuevas marcas: Onvo, pensada para el mercado masivo, y Firefly, diseñada para atraer a los consumidores urbanos más jóvenes.
El ES8 se enmarca en esa evolución. Con un precio significativamente más bajo que otros SUV premium, que suelen oscilar entre 338.000 y 768.000 yuanes, Nio busca ampliar su base de clientes sin renunciar a su identidad tecnológica. Aun así, el modelo más económico de la compañía sigue siendo el sedán ET5T, cuyo precio de entrada es de 298.000 yuanes.
La presión del mercado interno es cada vez más evidente. En julio, Nio registró 21.017 entregas, una caída frente a las 24.925 de junio. Mientras tanto, competidores como Xpeng, Xiaomi, Leapmotor y Aito lograron aumentar sus ventas, confirmando que la batalla por el consumidor chino se libra en varios frentes: precios, innovación, experiencia de usuario y presencia de marca.
Mirada hacia afuera: expansión global en tiempos de presión
El contexto no es fácil para los fabricantes chinos de eléctricos. Al desafío de la competencia doméstica se suma la presión internacional, marcada por los aranceles en mercados clave como Estados Unidos y la Unión Europea, que ven con recelo la creciente penetración de los vehículos chinos. Ante esta coyuntura, Nio ha acelerado sus planes de internacionalización.
A comienzos de semana, la compañía anunció que entre 2025 y 2026 entrará en tres nuevos mercados, entre ellos Singapur, lo que marcará su debut en el sudeste asiático. Para esta región, Nio estrenará además su primer modelo con volante a la derecha bajo la marca Firefly, una señal clara de que la compañía no solo busca diversificar su portafolio de productos, sino también adaptar sus vehículos a las necesidades locales.
La expansión internacional se vuelve imprescindible en un momento en el que la saturación y la guerra de precios dentro de China reducen los márgenes de beneficio. Aun así, la compañía debe equilibrar cuidadosamente la ecuación: mantener su atractivo como fabricante de alta gama, contener costes para competir en segmentos más amplios y abrirse paso en mercados que imponen trabas regulatorias a la llegada de vehículos chinos.
Un futuro en disputa
El lanzamiento del ES8 podría ser un punto de inflexión para Nio. Por un lado, representa una oportunidad de aumentar volumen y consolidar la lealtad de clientes que valoran la flexibilidad de los planes de batería. Por otro, refleja la creciente presión a la que están sometidos los fabricantes chinos en un ecosistema donde las innovaciones técnicas ya no bastan y el precio se convierte en un factor decisivo.
El reto para Nio será sostener el crecimiento sin diluir su identidad de marca ni comprometer su rentabilidad. Con el apoyo de Tencent, el empuje hacia mercados internacionales y una estrategia más agresiva en el frente doméstico, la compañía busca demostrar que aún puede liderar la carrera global por el coche eléctrico. El próximo trimestre, con la llegada efectiva del ES8 a las calles, será un termómetro clave para medir si la apuesta de Nio logra traducirse en algo más que un rebote bursátil.