El Reino Unido ha registrado una caída significativa en la tasa de inflación, situándose en el 1.7% durante el mes de septiembre. Este nivel, reportado por la Oficina de Estadísticas Nacionales, representa la primera vez en más de tres años que la inflación se ubica por debajo del objetivo del Banco de Inglaterra del 2%. Este descenso ha sido recibido con sorpresa, superando las expectativas de los economistas que pronosticaban un descenso menos marcado, y ha despertado nuevas especulaciones sobre la posibilidad de una próxima reducción de las tasas de interés por parte del banco central.
Una inflación controlada y su impacto en la economía británica
La caída de la inflación al 1.7% en septiembre es un indicador positivo para la economía británica. Tras mantenerse por encima del objetivo del 2% durante más de tres años, esta reducción ofrece un respiro tanto a los consumidores como a los responsables de la política monetaria. En agosto, la inflación se situaba en un 2.2%, y muchos analistas preveían que solo caería al 1.9%, lo que hace que la cifra final sea aún más llamativa. El componente de la inflación subyacente, que excluye factores volátiles como la energía, alimentos, alcohol y tabaco, también mostró una notable disminución, bajando al 3.2% desde el 3.6% de agosto.
Este contexto es importante porque la inflación ha sido uno de los principales retos para la economía del Reino Unido en los últimos años. El aumento de los precios, especialmente en el sector de los servicios, había mantenido la inflación en niveles elevados, lo que llevó al Banco de Inglaterra a adoptar políticas monetarias restrictivas, como el aumento de las tasas de interés, para intentar controlarla. Sin embargo, la disminución reciente en los precios de los servicios, que bajaron del 5.6% en agosto al 4.9% en septiembre, indica que las presiones inflacionarias están empezando a ceder.
La reacción del Banco de Inglaterra y el mercado
Con la inflación finalmente bajo control, las expectativas de una reducción de las tasas de interés por parte del Banco de Inglaterra se han intensificado. Antes de la publicación de los últimos datos de inflación, ya había un 80% de probabilidades de que el banco central recortara las tasas en su reunión de noviembre. Tras conocerse la caída de la inflación, esta probabilidad aumentó al 91%. Además, se anticipa que podría haber una nueva reducción en diciembre, lo que llevaría la tasa clave del Banco de Inglaterra al 4.5% a finales de año, tras un primer recorte en agosto y una pausa en septiembre.
La caída de la libra esterlina tras la publicación de los datos de inflación refleja esta expectativa de políticas monetarias más relajadas. La libra cayó un 0.6% frente al dólar estadounidense, situándose en $1.299, por debajo del nivel psicológico de $1.3 por primera vez desde el 11 de septiembre. Frente al euro, la libra también experimentó una caída del 0.5%, lo que demuestra que el mercado está anticipando un enfoque más moderado por parte del Banco de Inglaterra.
Economistas como Suren Thiru, del Instituto de Contadores Colegiados de Inglaterra y Gales, han señalado que esta caída de la inflación es una señal alentadora de que el Reino Unido está entrando en un entorno inflacionario más moderado, ayudado en parte por la bajada de los precios del combustible. Sin embargo, Thiru también advirtió que la inflación podría repuntar en octubre debido a un posible aumento en el tope de precios de la energía fijado por el regulador.
Perspectivas a futuro y desafíos
A pesar de las buenas noticias, algunos expertos se mantienen cautelosos sobre el futuro de la inflación en el Reino Unido. Paul Dales, economista jefe del Reino Unido en Capital Economics, advirtió que gran parte de la inesperada debilidad en la inflación subyacente y de servicios se debió a una caída significativa en los precios de los vuelos. Esto podría ser un factor temporal, lo que implica que la inflación podría no seguir cayendo al mismo ritmo en los próximos meses. Dales prevé que las tasas de interés seguirán bajando, pero a un ritmo más gradual, con la posibilidad de que el Banco de Inglaterra opte por recortes de 25 puntos básicos en reuniones alternas.
Sanjay Raja, economista jefe del Reino Unido en Deutsche Bank, fue más optimista, calificando los datos de inflación como «música para los oídos» del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra. Según Raja, esta caída de la inflación podría acelerar el desmantelamiento de las políticas monetarias restrictivas, incluyendo recortes consecutivos en las tasas de interés. Sin embargo, también advirtió que el próximo presupuesto del gobierno, previsto para el 30 de octubre, podría introducir riesgos inflacionarios si se adoptan medidas expansivas, a pesar del objetivo de consolidación fiscal.
En resumen, la significativa caída de la inflación en el Reino Unido ha generado optimismo sobre la posibilidad de un alivio en las tasas de interés, aunque persisten algunas incertidumbres en cuanto a la sostenibilidad de este descenso y los posibles efectos de las políticas fiscales del gobierno. El panorama económico británico parece estar entrando en una fase de mayor estabilidad, pero los desafíos aún no han desaparecido por completo.
Posibles tendencias deflacionistas
A medida que la inflación en el Reino Unido continúa disminuyendo, algunos analistas empiezan a contemplar la posibilidad de que el país entre en un periodo de tendencias deflacionistas si las condiciones económicas siguen evolucionando en esa dirección. La deflación, que implica una caída prolongada en los precios, podría ser impulsada por varios factores, como una demanda interna débil, un mayor enfriamiento de los precios de la energía y la persistente incertidumbre económica global que afecte la inversión y el consumo. Si bien la deflación puede parecer favorable para los consumidores a corto plazo, ya que los precios más bajos incrementan el poder adquisitivo, también puede suponer un riesgo para la economía en general. La caída sostenida de precios puede disuadir el gasto y la inversión, ralentizando el crecimiento económico y dificultando los esfuerzos del Banco de Inglaterra por estabilizar la economía mediante políticas monetarias expansivas. Por ello, aunque la reciente bajada de la inflación es bienvenida, las autoridades deben estar atentas a evitar que esta tendencia se convierta en un ciclo deflacionario prolongado.