Según los analistas, la actividad económica de Argentina probablemente se contrajo en junio en comparación con el mismo mes del año anterior, volviendo a terreno negativo después de un raro aumento el mes anterior, en medio de duras medidas de austeridad y recortes de costos bajo el presidente libertario Javier Milei.
La previsión mediana de 16 analistas muestra que la actividad económica cayó un 1,9% interanual en el sexto mes del año, retrocediendo desde el alza del 2,3% de mayo, ya que el crecimiento en los sectores de granos y gas se ve afectado por un débil consumo y construcción.
El plan de recorte de costos del presidente ha ayudado a lograr superávits fiscales excepcionales y ha permitido que el banco central reconstruya las reservas, pero la economía ha sufrido, con un descenso pronunciado en el consumo, la construcción y la manufactura.
«Las economías de las principales ciudades, centralmente vinculadas a los sectores de consumo, industrial y de construcción, siguen mostrando una fuerte tendencia a la baja», señaló Pablo Besmedrisnik, economista de la consultora VDC.
Por otro lado, se prevé que la agricultura se recupere de una base baja registrada hace un año y que el sector del petróleo y el gas crezca debido a un impulso en la producción de esquisto, agregó Besmedrisnik.
Los pronósticos de los analistas oscilaron entre una caída máxima del 3,2% y un crecimiento máximo del 2,0%. Juan Massot, director de investigación de la Universidad del Salvador en Buenos Aires, dijo que el declive de la economía se está acercando a su punto más bajo, aunque esto no es consistente en todos los sectores.
«Mientras que los sectores primarios como la agricultura, la minería y los hidrocarburos están creciendo, los sectores dependientes del consumo interno y del ingreso real de la población no están marchando tan bien», señaló Massot.
Los economistas dijeron que esperan que la recuperación de Argentina sea lenta, ya que el gobierno trabaja para contener la expansión monetaria y prioriza una política fiscal restrictiva para combatir una tasa de inflación que supera el 260% anual, que a pesar de una reciente desaceleración sigue siendo la más alta del mundo.