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El dólar estadounidense atraviesa su peor inicio de año desde 1973

Un cambio de paradigma monetario impulsado por la política de Trump

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El año 2025 ha comenzado con una sacudida inesperada para los mercados globales: el dólar estadounidense ha sufrido su peor desempeño en más de medio siglo. La divisa más poderosa del planeta, considerada durante décadas como refugio seguro en tiempos de incertidumbre, ha caído un 10,8% en los primeros seis meses del año, según el índice del dólar, que mide su fortaleza frente a una cesta de seis monedas clave como el euro, la libra esterlina y el yen japonés. Este desplome no tiene precedentes desde 1973, año en que se abandonó oficialmente el sistema de Bretton Woods y el dólar dejó de estar respaldado por el oro.

Este abrupto debilitamiento de la moneda estadounidense no es fruto de un accidente aislado, sino resultado directo de las políticas económicas y comerciales del segundo mandato de Donald Trump. La agresiva retórica del presidente, sumada a una guerra arancelaria intermitente, un crecimiento vertiginoso de la deuda pública y una creciente presión sobre la Reserva Federal, ha sembrado dudas profundas entre los inversores internacionales. Lejos de reforzar la hegemonía del dólar, las acciones de la Casa Blanca parecen estar provocando una reconfiguración global del apetito por activos denominados en la moneda estadounidense.

Francesco Pesole, estratega de divisas de ING, lo resumió de forma contundente: “El dólar se ha convertido en el chivo expiatorio de las políticas erráticas de la versión 2.0 de Trump”. En este contexto, no solo se ha cuestionado la sostenibilidad del modelo económico estadounidense, sino también la estabilidad institucional que históricamente daba respaldo al dólar como símbolo de seguridad.

Impacto en los mercados y cambios en la confianza global

La debilidad del dólar no ha pasado desapercibida en el resto del mundo. En Europa, por ejemplo, las previsiones de principios de año apuntaban a una caída del euro frente a la moneda estadounidense, con algunos bancos de inversión anticipando la paridad. Sin embargo, la realidad ha sido diametralmente opuesta: el euro ha repuntado un 13%, superando los 1,17 dólares. Esta revalorización refleja un cambio en la percepción de los riesgos: en lugar de temer un debilitamiento de las economías extranjeras frente a Estados Unidos, los inversionistas ahora se preocupan más por los problemas internos de la economía estadounidense.

El llamado “día de la liberación”, como describió Andrew Balls, director de inversiones de renta fija global en Pimco, marcó un punto de inflexión. Se refiere al anuncio de aranceles “recíprocos” por parte de Trump, que desencadenó una pérdida de confianza en el marco de política económica de Estados Unidos. Aunque Balls sostiene que no hay una amenaza inmediata al estatus del dólar como moneda de reserva mundial, admite que sí existe una tendencia clara hacia su debilitamiento, impulsada por una mayor cobertura cambiaria por parte de fondos de inversión, bancos centrales y otros actores institucionales.

El debilitamiento del dólar también se ve amplificado por la expectativa de recortes agresivos en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Bajo presión constante del presidente, los mercados anticipan hasta cinco reducciones de un cuarto de punto antes de que finalice 2026. Estas expectativas han contribuido a mantener el impulso del mercado bursátil estadounidense, que alcanzó nuevos máximos esta semana. No obstante, cuando se ajustan los rendimientos del S&P 500 a una moneda común, la rentabilidad de las bolsas europeas supera ampliamente a la estadounidense.

En paralelo, el oro ha experimentado un auge sin precedentes, alcanzando máximos históricos. La demanda no solo proviene de inversores privados, sino también de bancos centrales que buscan proteger sus reservas ante el temor de una devaluación prolongada del dólar. Este renovado interés en el metal precioso subraya una pérdida de confianza en la estabilidad del sistema monetario basado en el dólar.

¿Una corrección temporal o el inicio de una nueva era?

La rapidez con la que ha caído el dólar ha llevado a muchos analistas a anticipar una posible estabilización en los próximos meses. Guy Miller, estratega jefe de Zurich Insurance, advierte que “el dólar débil se ha convertido en una apuesta demasiado concurrida, y sospecho que el ritmo de caída se moderará”. Aun así, no se descarta que la tendencia continúe si las políticas actuales se mantienen y se agravan los desequilibrios fiscales.

El “gran, hermoso” proyecto de ley fiscal impulsado por Trump, actualmente en revisión por el Senado, podría añadir 3,2 billones de dólares a la deuda pública estadounidense durante la próxima década. Este aumento sin precedentes ha encendido las alarmas en el mercado de bonos del Tesoro, generando una salida masiva de capitales. El resultado es una paradoja: mientras Wall Street registra ganancias nominales, los inversores internacionales huyen del dólar y de los activos estadounidenses.

En definitiva, el debilitamiento del dólar en 2025 no puede entenderse simplemente como una reacción de mercado ante cambios coyunturales. Representa, más bien, una señal de advertencia sobre el rumbo de la mayor economía del mundo. Si las decisiones políticas continúan socavando la confianza internacional, el dólar podría dejar de ser el pilar indiscutible del sistema financiero global. Aunque su rol como moneda de reserva aún no está en peligro inminente, su valor y prestigio han comenzado a erosionarse. Y eso, en la historia del dólar, es algo que no ocurre todos los días.

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