Estados Unidos

El día que Oracle sacudió Wall Street: un repunte histórico desde 1992

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Oracle vivió el miércoles una de las jornadas más espectaculares de su historia bursátil. Sus acciones se dispararon casi un 36%, lo que supuso la mayor subida diaria desde 1992 y añadió de golpe 244.000 millones de dólares a su capitalización. Con este repunte, la compañía se acerca a la simbólica frontera del billón de dólares en valor de mercado, un territorio reservado a un puñado de gigantes tecnológicos.

El detonante fue la publicación de unos resultados que superaron de manera abrumadora las previsiones en un apartado clave: la demanda de servicios en la nube. La empresa informó de que su cartera de contratos pendientes asciende a 455.000 millones de dólares, una cifra que multiplica por más de tres las expectativas del mercado y representa un incremento del 359% respecto al año anterior. Este dato, considerado por los analistas como un indicador adelantado de crecimiento futuro, provocó un auténtico terremoto en la Bolsa de Nueva York.

La nube y la inteligencia artificial, motores del entusiasmo

La euforia se explica por el papel estratégico que Oracle está asumiendo en la carrera por la inteligencia artificial. Su infraestructura en la nube, alimentada por la creciente disponibilidad de unidades gráficas de procesamiento (GPU) de Nvidia, se ha convertido en una pieza clave para empresas que necesitan ejecutar cargas de trabajo masivas en el desarrollo de modelos de IA.

El mercado esperaba que Oracle pudiera beneficiarse de esta ola, pero la magnitud de los contratos anunciados desbordó cualquier previsión. “Es un informe histórico”, señaló Ben Reitzes, de Melius Research, subrayando que el consenso anticipaba unos compromisos futuros de alrededor de 180.000 millones, muy lejos de la cifra revelada.

Aunque Oracle aún compite en terreno dominado por gigantes como Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud, los últimos resultados indican que la compañía ha encontrado un espacio propio, especialmente en aplicaciones de inteligencia artificial donde el acceso a infraestructura especializada es determinante.

Implicaciones para el futuro y la figura de Ellison

El mercado no solo premió a la compañía. Larry Ellison, fundador y presidente de Oracle, vio aumentar en un solo día su fortuna en más de 100.000 millones de dólares, según cálculos de Bloomberg, colocándose brevemente por delante de Elon Musk en la carrera por el título de la persona más rica del mundo.

De cara al futuro, la empresa proyecta ingresos por infraestructura en la nube de 18.000 millones de dólares en el ejercicio fiscal 2026, con un crecimiento progresivo hasta alcanzar 144.000 millones en 2030. Estas proyecciones colocan a Oracle como uno de los actores llamados a consolidarse en el centro de la economía de la inteligencia artificial.

No obstante, la euforia bursátil contrasta con algunos matices menos favorables en los resultados trimestrales: la compañía se quedó ligeramente por debajo de las expectativas tanto en ingresos —14.930 millones frente a los 15.040 millones previstos— como en beneficio por acción ajustado. Sin embargo, los analistas coincidieron en que estas cifras quedaron completamente eclipsadas por el volumen del negocio futuro asegurado.

Una señal para todo el sector tecnológico

La reacción de los inversores no se limita a Oracle. El descomunal crecimiento en su cartera de pedidos fue interpretado como una validación de la narrativa dominante en los mercados: la inteligencia artificial no es una moda pasajera, sino un motor económico con capacidad de transformar balances, valoraciones y estrategias empresariales.

Analistas de Deutsche Bank calificaron los resultados de “verdaderamente impresionantes” y elevaron su precio objetivo para la acción de 240 a 335 dólares. Bank of America, por su parte, describió el excepcional volumen de contratos pendientes como una confirmación del papel de Oracle como “habilitador clave de la IA”.

Aun con la competencia feroz de otros proveedores de nube, la jornada del miércoles marcó un antes y un después en la percepción de Oracle. De ser considerada un actor secundario en la batalla por la nube, la compañía se ha catapultado al centro del escenario, impulsada por una ola de confianza que recuerda, como apuntan algunos analistas, a la fiebre tecnológica de finales de los años noventa.

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