Europa

Deutsche Bank logra sus mayores beneficios trimestrales desde la crisis financiera

El banco alemán se apoya en la reducción de costes judiciales y una sólida rentabilidad para consolidar su recuperación

Compartir
Compartir

Deutsche Bank ha superado las expectativas del mercado al registrar su mayor beneficio antes de impuestos en un segundo trimestre desde 2007, consolidando así un giro estratégico que parecía improbable hace apenas unos años. Con un resultado de 2.400 millones de euros entre abril y junio de 2025, el mayor banco de Alemania no solo despeja fantasmas del pasado, sino que también establece una base sólida para sus ambiciosos objetivos financieros de cara a 2025.

El salto significativo en la rentabilidad trimestral, comparado con los apenas 400 millones de euros del mismo periodo del año anterior, se debe en gran parte a la liberación de 85 millones de euros en provisiones legales. Este alivio contrasta con los 1.300 millones que Deutsche Bank tuvo que destinar hace un año por un prolongado litigio vinculado a su cuestionada adquisición de Postbank en 2010. El conflicto legal, centrado en acusaciones de subvaloración hacia los inversores minoritarios, se resolvió en su mayor parte a lo largo del último año, permitiendo al banco cerrar uno de los capítulos más polémicos de su historia reciente.

La reacción del mercado no se hizo esperar: las acciones de Deutsche Bank se dispararon un 6 % en la apertura del jueves, alcanzando los 28 euros por título, su nivel más alto desde agosto de 2015. Este repunte bursátil es reflejo de una renovada confianza en la gestión de Christian Sewing, director ejecutivo del banco, quien celebró públicamente los resultados y reafirmó su compromiso con los objetivos estratégicos fijados para finales de esta década.

Rendimiento por divisiones y desafíos regulatorios en el horizonte

La evolución positiva de Deutsche Bank no se limita a sus cifras contables. La entidad también logró mejorar significativamente su ratio de eficiencia —la relación entre costes operativos e ingresos—, que pasó del 78,1 % en el primer semestre de 2024 a un 62,3 % en el mismo periodo de 2025. Este indicador, clave para medir la rentabilidad estructural, apunta a una gestión más austera y eficaz. El objetivo interno para todo el año es reducirlo por debajo del 65 %, lo cual ya parece al alcance.

Todas las divisiones, salvo la de banca minorista, superaron el objetivo del 10 % de retorno sobre el capital tangible, demostrando que generan más valor que el coste de capital requerido. La banca de inversión, por ejemplo, fue responsable de aproximadamente un tercio de los ingresos del grupo en el trimestre (7.800 millones de euros en total), y destacó por un aumento del 11 % en los ingresos por operaciones de renta fija y divisas, impulsadas por la volatilidad de los mercados en medio de la incertidumbre sobre la política comercial estadounidense.

Sin embargo, no todo fue crecimiento. Las actividades de asesoramiento y colocación de deuda y acciones sufrieron una caída del 29 % en ingresos, debido al aplazamiento de operaciones por parte de los clientes, especialmente en Europa. Esto resultó en una pérdida de cuota de mercado frente a competidores estadounidenses. Aun así, la dirección del banco confía en un repunte moderado en el segundo semestre, conforme se cierren los negocios actualmente en pausa.

Por otro lado, la banca corporativa experimentó una leve contracción del 1 % en ingresos, impactada por un estrechamiento en los márgenes sobre depósitos y por la fortaleza del euro. Aunque la depreciación del dólar redujo ciertos gastos operativos, su efecto negativo en los ingresos fue más pronunciado. A pesar de estos contratiempos, el director financiero James von Moltke se mostró optimista respecto al objetivo de ingresos anuales de 32.000 millones de euros, afirmando que existe una “razonable posibilidad” de alcanzarlo tanto en términos ajustados por divisa como reportados.

Un punto de atención clave para los próximos años será la implementación total de las nuevas reglas de capital exigidas por Basilea III, prevista para 2033. Estas podrían penalizar especialmente a Deutsche Bank, al inflar sus activos ponderados por riesgo y presionar sus ratios de capital. Sin embargo, von Moltke aseguró que el impacto puede mitigarse considerablemente mediante mejoras en las calificaciones crediticias de clientes corporativos aún no evaluados y por posibles ajustes regulatorios aún en discusión.

Una nueva etapa para el gigante alemán

Después de más de una década marcada por escándalos, reestructuraciones y dudas sobre su viabilidad a largo plazo, Deutsche Bank parece estar encontrando finalmente un camino claro hacia la estabilidad y el crecimiento sostenido. Los resultados del segundo trimestre no solo reflejan una mejora coyuntural, sino también una transformación estructural que podría devolver al banco al corazón del sistema financiero europeo.

A medida que se acerca 2025, el grupo se prepara para aumentar sus distribuciones de capital a los accionistas y mantener un perfil competitivo incluso bajo un marco regulatorio más exigente. Si logra mantener la disciplina operativa y aprovechar los segmentos más rentables de su negocio, Deutsche Bank podría consolidarse nuevamente como un actor de referencia en la banca internacional. La pregunta ya no es si sobrevivirá, sino hasta qué punto podrá volver a liderar.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *