Estados Unidos

CoreWeave tropieza con su propio éxito: los ingresos se disparan, pero las previsiones decepcionan

La compañía de infraestructura para inteligencia artificial duplica sus ventas, consolida acuerdos con OpenAI y Meta, pero advierte de un crecimiento más lento para 2025. Los inversores castigan la acción, que cae un 6% tras los resultados.

Compartir
Compartir

CoreWeave, una de las firmas más emblemáticas del nuevo ecosistema de infraestructura para inteligencia artificial, presentó unos resultados que a primera vista podrían parecer espectaculares. En el tercer trimestre de 2025, sus ingresos ascendieron a 1.360 millones de dólares, superando con holgura las estimaciones del consenso de analistas, que apuntaban a 1.290 millones. En comparación con el mismo periodo del año anterior, la facturación creció un 134%, un ritmo que pocas empresas tecnológicas pueden exhibir en la actualidad.

Pese a este desempeño, la euforia se desinfló rápidamente. En la misma presentación, la compañía ofreció una guía de ingresos para el ejercicio 2025 de entre 5.050 y 5.150 millones de dólares, por debajo de las previsiones de mercado, que esperaban unos 5.290 millones. El resultado fue inmediato: las acciones cayeron más de un 6% en las operaciones posteriores al cierre de Wall Street, reflejo de la decepción de unos inversores que habían elevado las expectativas hasta niveles poco sostenibles.

La compañía, que salió a bolsa en marzo a un precio de 40 dólares por acción, cerró este lunes a 105,61 dólares, lo que representa una revalorización del 164% desde su debut bursátil. Sin embargo, la reacción tras los resultados sugiere que los inversores comienzan a exigir no solo crecimiento, sino también previsibilidad y control operativo.

CoreWeave continúa registrando pérdidas netas —110 millones de dólares en el trimestre, frente a los 360 millones del año anterior—, aunque el progreso hacia la rentabilidad es evidente. La reducción del déficit confirma que la empresa está ganando eficiencia, incluso en un contexto de expansión frenética impulsada por la demanda de servicios de inteligencia artificial.

El auge de la IA impulsa, pero también tensiona a CoreWeave

El meteórico ascenso de CoreWeave está directamente vinculado al boom de la inteligencia artificial generativa. Su negocio consiste en ofrecer potencia de cálculo —especialmente mediante el alquiler de procesadores gráficos de Nvidia— a grandes compañías tecnológicas que necesitan infraestructura de alto rendimiento. Entre sus clientes se cuentan Google, Microsoft, OpenAI y Meta, un grupo que prácticamente define la frontera de la computación moderna.

Durante el trimestre, la firma anunció una ampliación de 6.500 millones de dólares en su contrato con OpenAI y un acuerdo de seis años con Meta valorado en hasta 14.200 millones. Además, CoreWeave logró un sexto contrato con un “hiperescalador” líder, sin revelar su identidad, pero presumiblemente dentro del mismo círculo de gigantes tecnológicos.

Pese a este impulso, el crecimiento no está exento de obstáculos. En la llamada con analistas, el cofundador y consejero delegado, Michael Intrator, reconoció que uno de los desarrolladores externos de centros de datos está retrasado, lo que afectará parcialmente al ritmo de despliegue. No obstante, insistió en que el impacto será limitado y no modificará la cartera de pedidos, que alcanza ya los 55.600 millones de dólares, con 2,9 gigavatios de potencia contratada, un incremento frente a los 2,2 gigavatios registrados a finales de junio.

Intrator explicó que el cuello de botella no está en la energía, sino en la disponibilidad de instalaciones parcialmente construidas —conocidas como “powered-shell” data centers—, donde la empresa puede instalar su propio equipamiento. Para evitar futuros retrasos, CoreWeave está construyendo su propia infraestructura desde cero en Pensilvania, un paso que refleja tanto ambición como necesidad de control operativo.

“El grueso del retraso debería resolverse durante el primer trimestre del próximo año”, afirmó Intrator, en un intento por calmar los temores del mercado.

Entre la expansión y la prudencia

El frenético crecimiento de CoreWeave desde su salida a bolsa ha convertido a la compañía en un caso paradigmático del auge —y las tensiones— del sector de infraestructura de inteligencia artificial. En menos de un año, la firma no solo ha multiplicado sus ingresos, sino que intentó adquirir por 9.000 millones de dólares a Core Scientific, uno de los mayores operadores de centros de datos del mundo. Sin embargo, los accionistas de esta última rechazaron la oferta, frenando las ambiciones de integración de CoreWeave.

La empresa anticipa que su gasto de capital en 2026 será más del doble que en 2025, un salto que podría situarlo entre 12.000 y 14.000 millones de dólares, según su director financiero, Nitin Agrawal. Este nivel de inversión subraya tanto la magnitud de las oportunidades como el riesgo inherente de operar en un mercado donde la capacidad —de chips, energía y espacio físico— se ha convertido en un recurso estratégico.

El contraste entre la fortaleza del presente y la incertidumbre del futuro inmediato encapsula el dilema central de CoreWeave. Su historia es la de una empresa que crece al ritmo de la revolución de la IA, pero que también empieza a sentir el peso de su propio tamaño. Si logra superar los desafíos de infraestructura y ejecución, podría consolidarse como el nuevo titán del cómputo distribuido. Si no, su vertiginosa expansión podría volverse una carga difícil de sostener.

Por ahora, el mensaje del mercado es claro: el éxito pasado ya está descontado. Lo que los inversores quieren ver a partir de ahora es consistencia, eficiencia y entrega. En la era de la inteligencia artificial, incluso los campeones de la revolución tecnológica descubren que no hay crecimiento sin fricción.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *