Estados Unidos

Amazon acelera en la nube: AWS crece un 20% y reafirma su dominio frente a Google y Microsoft

La división estrella del gigante tecnológico supera las previsiones y se apoya en la expansión de la inteligencia artificial para mantener su liderazgo.

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Amazon ha vuelto a demostrar que su motor más rentable sigue siendo la nube. En su informe de resultados del tercer trimestre, la compañía dirigida por Andy Jassy reveló que Amazon Web Services (AWS) —su división de infraestructura en la nube— incrementó sus ingresos un 20%, hasta los 33.000 millones de dólares, superando con holgura las previsiones de los analistas, que esperaban un crecimiento de alrededor del 18%. El beneficio operativo ascendió a 11.400 millones de dólares, un 9% más que el año anterior, lo que convierte a AWS en el responsable de cerca de dos tercios del beneficio total del grupo.

El rendimiento de AWS llega en un momento clave para Amazon. A pesar de su posición dominante como proveedor líder mundial de servicios en la nube, la compañía se enfrenta a una competencia cada vez más feroz de Microsoft Azure y Google Cloud, que han acelerado su crecimiento gracias al auge de la inteligencia artificial (IA) generativa. Mientras Google reportó un incremento del 34% en su negocio en la nube, Azure registró un espectacular 40%, reforzando la percepción de que la batalla por la infraestructura digital se libra ya en torno a la IA.

La nube como campo de batalla tecnológica

El crecimiento de AWS sigue siendo notable, pero la narrativa en torno al liderazgo en la nube está cambiando. Lo que antes era una carrera por ofrecer almacenamiento y potencia de cálculo a empresas, ahora se ha transformado en una competencia por convertirse en la columna vertebral de la nueva economía de la inteligencia artificial. En este contexto, Amazon busca no solo mantener su cuota de mercado, sino también redefinir su papel dentro del ecosistema de IA.

El anuncio de la apertura oficial del “Project Rainier”, un centro de datos valorado en 11.000 millones de dólares, subraya esa ambición. Este complejo, diseñado para entrenar y ejecutar modelos avanzados de IA, está estrechamente ligado a Anthropic, la startup creadora del asistente Claude. Amazon, que ha invertido 8.000 millones de dólares en Anthropic, aseguró que la empresa utilizará un millón de chips Trainium2 personalizados de AWS antes de que termine 2025. La operación no solo fortalece la relación entre ambas compañías, sino que también coloca a Amazon en el corazón de la infraestructura que sustenta la próxima generación de modelos de lenguaje e inteligencia artificial conversacional.

La estrategia es, en parte, defensiva. En las últimas semanas, Google ha ampliado su colaboración con Anthropic mediante un acuerdo multimillonario que refuerza su propia oferta de servicios de IA en la nube. Al mismo tiempo, Meta —la matriz de Facebook— ha cerrado acuerdos con Google y Oracle para ampliar su capacidad de cómputo, lo que ha alimentado la percepción de que Amazon podría estar perdiendo terreno en este nuevo frente. Project Rainier es, en ese sentido, tanto una inversión tecnológica como un mensaje de poder: AWS no piensa ceder protagonismo en la revolución de la IA.

Entre los fallos y la resiliencia, una carrera por la confianza

El desempeño financiero de AWS resulta especialmente significativo considerando los tropiezos recientes. A principios de octubre, la plataforma sufrió una interrupción de más de 15 horas que afectó a miles de sitios web y servicios empresariales, un recordatorio de la enorme dependencia global de sus sistemas. Microsoft también se vio afectada por fallos en Azure y Office 365 poco antes de publicar sus resultados, evidenciando la fragilidad inherente a una economía digital que se apoya sobre infraestructuras invisibles pero críticas.

Pese a estos contratiempos, los inversores han recibido con optimismo las cifras de Amazon. Las acciones de la compañía subieron más de un 13% en las operaciones posteriores al cierre de mercado, impulsadas por la combinación de resultados sólidos y perspectivas de crecimiento sostenido en la nube.

A medio plazo, la gran incógnita será cómo equilibra Amazon el crecimiento de AWS con la integración de la inteligencia artificial en sus otros negocios, desde el comercio electrónico hasta la publicidad y los dispositivos. El reto no es menor: la compañía busca capitalizar la ola de la IA sin perder de vista la eficiencia operativa que la ha convertido en un gigante.

Por ahora, el mensaje es claro: mientras sus competidores intensifican la ofensiva, Amazon redobla su apuesta por la infraestructura y la innovación. En la era de la inteligencia artificial, la nube ya no es solo un servicio: es el nuevo centro de gravedad del poder tecnológico global.

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