El Banco Central Europeo (BCE) se prepara para una nueva reducción de las tasas de interés, pero sigue siendo reservado sobre el camino a seguir en términos de nuevas acciones, ya que la inflación aún no ha sido controlada por completo. A pesar de las medidas anteriores y las presiones económicas internas, la institución debe equilibrar la necesidad de sostener el crecimiento económico mientras combate la persistencia de la inflación en sectores clave, como el de los servicios.
La decisión de reducir las tasas de interés
De acuerdo con las proyecciones de 68 economistas encuestados por Bloomberg, el BCE reducirá la tasa de depósito en 25 puntos básicos, llevándola al 3,5%. Este movimiento sigue a una primera reducción en junio y una pausa en julio. Además, se ajustarán otras dos tasas como parte de una renovación de la política monetaria anunciada en marzo, aunque estas medidas no tendrán consecuencias inmediatas. A pesar de la caída de la inflación en la zona euro y la desaceleración de la economía en la región de 20 naciones, los funcionarios del BCE aún enfrentan presiones persistentes, sobre todo en el sector de servicios, donde los salarios han estado creciendo rápidamente.
El BCE se enfrenta a la dificultad de establecer un curso claro para las tasas de interés en el futuro. A pesar de que varios funcionarios han respaldado una nueva reducción en septiembre, existe una reticencia generalizada a comprometerse con una trayectoria definida para los costos de los préstamos. Esto se debe a que los economistas predicen que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) podría comenzar a flexibilizar su política monetaria la próxima semana, lo que podría influir en las decisiones futuras del BCE. Según Janet Henry, economista jefe global de HSBC, «otra reducción de 25 puntos básicos parece casi segura, pero sería sorprendente que se diera una guía clara sobre el camino futuro de las tasas de interés.»
Desafíos económicos y tensiones dentro del BCE
Si bien parece haber un consenso general entre los funcionarios del BCE sobre la reducción de tasas en esta semana, hay tensiones subyacentes sobre los pasos a seguir más adelante. Funcionarios más conservadores, como Isabel Schnabel, miembro de la Junta Ejecutiva del BCE, y Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, advierten sobre los riesgos de reducir las tasas demasiado rápido antes de que la inflación esté completamente bajo control. Por otro lado, algunos temen que la postura del BCE pueda volverse demasiado restrictiva, lo que podría frenar la economía más de lo necesario.
Las previsiones más recientes apuntan a reducciones de tasas en septiembre y diciembre, manteniendo este ritmo trimestral hasta alcanzar el 2,5% dentro de un año. Este nivel se considera cercano a la tasa neutral, que no estimula ni restringe la economía. No obstante, las tensiones sobre el ritmo y la magnitud de los recortes se intensifican a medida que los funcionarios del BCE debaten sobre cómo equilibrar la estabilidad de precios con la necesidad de evitar una desaceleración económica demasiado fuerte.
El BCE también tiene previsto reducir sus principales tasas de refinanciación y de crédito marginal en 60 puntos básicos cada una. Esto forma parte de un plan más amplio para renovar su marco de políticas, con el objetivo de que los bancos tengan más control sobre la cantidad de liquidez que necesitan para operar. Sin embargo, dado que el endurecimiento cuantitativo aún está a años de completarse y el sistema financiero sigue saturado de liquidez, no se espera que estos cambios tengan un impacto inmediato en los mercados o la economía.
Perspectivas futuras y preocupaciones sobre el crecimiento
Las nuevas previsiones trimestrales del BCE probablemente confirmarán su creencia de que la inflación regresará al 2% hacia finales de 2025. Esto implica que los recortes de tasas podrían continuar, aunque de manera gradual y cautelosa. A pesar de las mejoras en algunos datos recientes, como la compensación por empleado, que ha sido inferior a lo esperado por el BCE, aún persisten señales mixtas. La inflación subyacente sigue siendo elevada, alcanzando el 2,8% el mes pasado, y los precios de los servicios han subido un 4,2%.
Algunos analistas, como Evelyn Herrmann de BofA Global Research, sugieren que la próxima reducción de tasas en diciembre está prácticamente asegurada, pero que los recientes datos económicos podrían inclinar la comunicación del BCE hacia un tono más moderado. Sin embargo, otros dentro del banco, especialmente aquellos más centrados en la estabilidad de precios, insisten en que su mandato es garantizar la estabilidad de la inflación y no enfocarse únicamente en el crecimiento económico.
El crecimiento económico de la zona euro ha sido una preocupación creciente para los funcionarios del BCE, ya que después de un repunte durante el primer semestre del año, los datos del segundo trimestre muestran una desaceleración con un crecimiento del PIB revisado a la baja al 0,2%. A medida que la economía tambalea, algunos dentro del BCE sostienen que las tasas de interés deberían ajustarse en función de la actividad económica. Sin embargo, los «halcones» del BCE insisten en que la prioridad debe seguir siendo la estabilidad de precios, ya que un regreso más rápido a la inflación objetivo es crucial para una recuperación económica sostenible.
En resumen, el BCE parece dispuesto a seguir con su política de reducción gradual de tasas, pero su estrategia a largo plazo sigue siendo incierta. La institución se enfrenta a un delicado equilibrio entre la lucha contra la inflación persistente y la necesidad de no sofocar una economía que ya muestra signos de debilidad. Las próximas decisiones, influenciadas por la evolución tanto de la inflación como del crecimiento económico, serán cruciales para definir el futuro de la política monetaria en Europa.