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El impacto del «carry trade» del yen en los mercados globales

Un "carry trade" es un tipo de operación en el mercado de divisas en la cual se pide dinero prestado en una moneda con bajos intereses y se utiliza para realizar inversiones de alto interés en otra moneda.

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El reciente aumento sorpresivo de las tasas de interés por parte del Banco de Japón ha desencadenado una serie de eventos en los mercados financieros globales que están poniendo en jaque a inversores y analistas por igual. En el centro de esta tormenta financiera se encuentra el desmantelamiento del llamado «carry trade» del yen, una estrategia de inversión que ha sido uno de los pilares de los mercados globales durante los últimos años. Este fenómeno está generando ondas de choque que se extienden mucho más allá de las fronteras japonesas, afectando a una amplia gama de activos y mercados en todo el mundo.

El «carry trade» es una estrategia de inversión que implica pedir prestado en una moneda con bajas tasas de interés para invertir en activos denominados en monedas con mayores rendimientos. Durante años, el yen japonés ha sido la moneda preferida para esta estrategia debido a las tasas de interés ultra bajas de Japón. Los inversores han aprovechado esta situación para pedir prestado en yenes a bajo costo y utilizar esos fondos para invertir en una amplia gama de activos, desde divisas de mercados emergentes como el peso mexicano hasta acciones tecnológicas estadounidenses y bienes raíces en todo el mundo.

La escala de este «carry trade» del yen es verdaderamente impresionante. Aunque es difícil estimar su tamaño exacto debido a su complejidad y al amplio espectro de participantes involucrados, los analistas sugieren que podría tratarse de uno de los mayores «carry trades» de la historia. Según estimaciones de James Malcolm, estratega global de UBS, el tamaño acumulado del «carry trade» dólar-yen construido desde 2011 podría ascender a unos 500 mil millones de dólares, con aproximadamente la mitad de esa cantidad extendida durante los últimos dos o tres años.

El reciente fortalecimiento del yen, impulsado por la intervención de las autoridades japonesas y el aumento sorpresivo de las tasas de interés por parte del Banco de Japón, ha obligado a los inversores a deshacer rápidamente sus posiciones de «carry trade». Este proceso de desmantelamiento está contribuyendo a la turbulencia en los mercados globales, incluyendo una dramática venta masiva de activos el lunes pasado.

La magnitud de este desmantelamiento es significativa. Malcolm estima que alrededor de 200 mil millones de dólares de estas posiciones han sido liquidadas en las últimas semanas, lo que representa aproximadamente tres cuartos de las operaciones que él espera que finalmente se deshagan. Este proceso de liquidación masiva está afectando a una amplia gama de activos, ya que los inversores se apresuran a vender las inversiones que habían realizado utilizando yenes prestados.

El impacto de este desmantelamiento va más allá de las pérdidas inmediatas para los inversores. Está generando volatilidad en los mercados de divisas, afectando los flujos de capital globales y potencialmente desestabilizando ciertos mercados que se habían beneficiado de la afluencia de capital barato proveniente de Japón. Como señaló Kit Juckes, estratega de divisas de Société Générale, «No se puede deshacer el mayor ‘carry trade’ que el mundo haya visto sin romper algunas cabezas».

Aunque algunos analistas y operadores sospechan que la mayoría de las apuestas más especulativas para las que se utilizó el «carry trade» ya han sido liquidadas, otros creen que podría haber mucha más liquidación por venir. El proceso podría estar moviéndose de los fondos de cobertura a los inversores de «dinero real», lo que podría prolongar el período de ajuste y turbulencia en los mercados.

En última instancia, el desmantelamiento del «carry trade» del yen representa un cambio significativo en la dinámica de los mercados financieros globales. A medida que Japón se aleja de su política de tasas de interés ultra bajas, los inversores y los mercados tendrán que adaptarse a un nuevo entorno en el que el yen ya no es una fuente fácil de financiamiento barato. Este proceso de ajuste probablemente continuará generando volatilidad y desafíos en los mercados globales en los próximos meses y posiblemente años.

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